Sesión 3: El campamento de guerra duergar

Hammer 2, 1480 DR (Year of Deep Water Drifting)


Pasados algunos minutos de discusión luego del enfrentamiento contra los duergar, el grupo decide intentar el rescate de Lady Kima antes que el campamento se ponga en alerta. Para ello todos excepto Weyog y Ulises se meten en la bolsa mágica. Luego ambos vuelan invisibles hasta el campamento, y mientras Ulises crea una distracción prendiendo fuego los botes de los duergar (y luego regresando rápidamente a la orilla opuesta), Weyog se infiltra con sumo cuidado en el calabozo. Una vez que encuentra a Lady Kima, quien está siendo torturada por un enano, libera al resto del grupo de la bolsa y entre todos se encargan de despachar rápidamente al duergar y de liberar a la paladín. Luego de algunos momentos, cuando Kima empieza a darse cuenta de lo que ocurre, les dice que no puede irse del lugar, a lo que el grupo responde metiéndola en la bolsa mágica junto a ellos para ser evacuados lo antes posible por Weyog.

Lady Kima Sunderstone
Una vez reunidos todos en la orilla opuesta, ya con Kima fuera de peligro, el grupo decide regresar a las cuevas de los goblins a descansar. Mientras tanto, la paladín les dice que debe continuar su misión sagrada, que hay algo en las profundidades que no pertenece a este mundo, aunque accede a regresar a un lugar más seguro a recobrar fuerzas. Mientras duermen protegidos por un domo mágico conjurado por Weyog, extraños sueños invaden la mente de algunos miembros del grupo. En particular, Cedric sueña algo relacionado con su patrona, la diosa Sune. Weyog por su parte pasa toda la noche con horribles pesadillas que lo dejan un poco aturdido cuando finalmente se despierta con un grito desgarrador.

Una vez descansados (algunos más que otros), el grupo emprende la vuelta hacia las profundidades del campamento duergar ya con un plan en sus mentes. Esta vez el objetivo es el túnel que sale desde el edificio principal del campamento, y que continúa hacia las profundidades de la montaña. La estrategia es la misma, aunque esta vez con Ulises también dentro de la bolsa. Pese a que el campamento duergar está en completa alerta ahora, Weyog el bardo con una mezcla de pericia y suerte (y los hechizos de volar e invisibilidad), logra infiltrarse en el edificio principal del campamento. Buscando desesperadamente el túnel que los aleje del campamento, llegan a la habitación central del edificio, donde pasa la mayor parte del tiempo el comandante de los duergar.

Al entrar invisible, y luego de sacar al resto del grupo de la bolsa mágica, Weyog activa una runa que disipa los efectos mágicos en su persona, por lo cual vuelve a ser visible y pierde la habilidad de volar. En ese instante, los duergar que se encontraban en la habitación notan su presencia y comienza un largo combate contra el comandante del campamento, un gigantesco duergar, que llega a ser más alto incluso que algunos humanos y su mascota, una manticora. También hay un número reducido de guardias enanos, y un extraño clérigo con la parte superior de la cabeza (incluyendo los ojos) vendados. El clérigo porta un medallón que representa una especie de espiral. Durante el combate, el clérigo duergar invoca el poder de algún horrendo dios para volver completamente loco a Weyog, que queda completamente paralizado durante varios segundos hasta que Ulises logra ayudarlo gracias al poder de Isis. En cierto momento notan que un batallón de duergar está a punto de entrar a la habitación, y Gazan tiene el buen tino de manipular la piedra de las paredes para tapar completamente la puerta y evitar que los duergar entren a ayudar al comandante. Finalmente logran derrotar al comandante y el clérigo, al ver el combate perdido, arroja su medallón al suelo y se funde en una de las paredes de roca de la habitación. El medallón estalla en pedazos y de ahí comienza a expandirse con el paso de los segundos un agujero hacia el vacío. Cuando todo comienza a derrumbarse, el grupo rápidamente decide tomar el túnel hacia las profundidades, y mientras corren en la oscuridad, miran hacia atrás y ven que la entrada de dicho túnel queda completamente tapada por el derrumbe y un silencio sepulcral los envuelve.

-Extracto del diario de Rogal Dorn, Maestre y cronista de los Leones de Helgabal

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